Cuando se menciona la palabra tantra, inmediatamente se piensa o en una misteriosa y oculta practica oriental de difícil acceso, o en actividades grupales o individuales de sexo desenfrenado, o se asocia tambien a una estricta disciplina esotérica de budismo tibetano.
Todas estas asociaciones resultan interesantes y despiertan curiosidad y a la vez asustan un poco.
En realidad, ya que el tantra se relaciona sobre todo a una practica y a una consciencia del sexo sagrado, existen diferentes tradiciones tántricas que se ajustan a la estructura social y a las costumbres de diversas culturas, asi como a sus principios morales y espirituales.
Podemos así observar que en casi todas las culturas ha existido una practica tántrica adaptada a esas características, excepto en aquellas sociedades que han catalogado al sexo como algo que nos aleja de Dios y de un camino espiritual, transformándolo muchas veces en algo pecaminoso si se hace fuera del contexto de la familia y sin el fin de la procreación.
Aunque los primeros registros de una consciencia tántrica provienen de la India pre-aria de hace unos 5000 años aproximadamente, los verdaderos orígenes del Tantra datan de unos 8000 años aC . En aquella época, los pueblos que habitaban el valle del Indostán tenían una visión del Cosmos y una concepción de la vida donde la práctica tántrica era una parte fundamental de la sociedad y de las relaciones. Luego, alli por los años 2000 ac, y durante varios siglos, esos pueblos fueron invadidos por los arios, provenientes del nordeste de Europa, que, cuando descubrieron la rueda, partieron hacia el sudeste en afán de conquista y en busca de tierras mas cálidas, hasta llegar al valle del Indostán, donde finalmente se asentaron, estableciendo allí una estructura social basada en el sistema de castas y en el patriarcado, contrario al matriarcado que hasta entonces había reinado en la sociedad anterior. Muchos de los habitantes originales, huyendo de los conquistadores, fueron emigrando cada vez más hacia el este de la India y hacia el sur.
A partir de entonces, los aspectos más profundos de la consciencia tántrica se fueron disipando (sobre todo, el “culto al femenino” que es tan esencial en el tantra), aunque se conservase en parte la práctica de la sexualidad sagrada. Estas prácticas eran transmitidas y enseñadas en los templos y escuelas de la época, sobre todo a la casta superior de los brahmanes (sacerdotes). Muchos siglos después, la India fue repetidamente invadida por el Islamismo, que se horrorizaba con el aspecto ”pecaminoso e indecente” de los textos y las enseñanzas tántricas, lo que llevó a que éste se volviese cada vez mas esotérico y oculto, y reservado a unos pocos, hasta casi desaparecer por completo.
Los últimos vestigios importantes de una cultura con base tántrica conocida en la India son las ruinas de Kajuraho, renombrada por sus figuras y esculturas eróticas, en el norte de la India, y bien más hacia el este con relación al valle del Indostán de donde originalmente provenía la cultura tántrica.
De alli que el tantra conserva ese aire de misterio, ya que en la misma India donde nació fue convirtiéndose, con el paso de los siglos en una práctica esotérica y oculta.
En otras culturas tambien existieron prácticas tántricas diversas, pero en ninguna de ellas la consciencia esencial del tantra ni su visión universal llegaron a ser una base fundamental de la sociedad tal como lo fueron en la India en esas primeras civilizaciones.
La esencia del Tantra – Shiva y Shakti
Según el Tantra, el Universo nace de la union cósmica de los principios femenino y masculino, el yin y el yang, la energia y la consciencia, y el amor es la expresión de esta unión a nivel humano.
Shiva representa la esencia masculina, y Shakti la femenina, y cuando éstas se encuentran se produce una interaccion vital y amorosa.
Como hombres y mujeres, cuanto más incorporamos lo masculino o lo femenino y lo ofrecemos en la relación, más creamos una “danza” que es tanto fascinante y mágica como profunda y poderosa, participando así de la danza Universal de Shiva y de Shakti y regocijándonos en esta celebración infinita y eterna.
De hecho, aunque la palabra Tantra (de origen sánscrito) muchas veces se refiera a ciertos textos (los tantras), relacionados a las prácticas y al conocimiento tántrico, la interpretación más generalizada es “el entretejido de las energias complementarias”, y se asocia con la trama utilizada en el telar al fabricarse un tejido.
La práctica del Tantra.
En Tantra se busca experimentar y explorar esta danza de las energías complementarias utilizando todos los aspectos de nuestro ser: el cuerpo, nuestra energia, nuestra capacidad de amar, los sentimientos y emociones, los pensamientos y la consciencia y, finalmente, el espiritu.
En este sentido, en Tantra no se niega nada, ni se evita, ni se esconde; muy por el contrario, todo forma parte de esta interacción, y cada forma particular de energía es convidada a participar en esta celebración, incluyendo nuestros aspectos menos resueltos.
De ahí que el camino del Tantra es el camino de la aceptación de todo, y se busca incorporar y amar todas nuestras partes, dándoles espacio de expresión y de integración.
Esencialmente, existen dos modalidades de práctica, el tantra blanco y el tantra rojo. El tantra blanco se refiere a todas aquellas prácticas que el “tantrica” realiza consigo mismo, utilizando técnicas basadas en la respiración, los “mudras” (gestos o posiciones de ciertas partes del cuerpo que se utilizan para sellar o contener la energía, o para hacerla circular), los “bandhas” (contracciones de ciertos músculos que se usan para generar energía en el cuerpo), los “mantras” (verbalización de frases y sonidos que se utilizan para activar la energía en diferentes centros o sintonizarse con ellos), los «yantras» (visualización de imágenes, colores y figuras geométricas), y muchas otras.
El tantra rojo es la práctica que se realiza con el otro.
Una cierta maestría de tantra blanco es muy favorable para una practica más avanzada de tantra rojo, ya que es a través del tantra blanco que nos habituamos a la circulación interna de la energía, así como a su proyección externa, a dirigirla a puntos especificos y, de manera general, a elevar el nivel de energía en el cuerpo. Es esta maestria interior la que enriquece infinitamente los espacios íntimos, amorosos y espirituales que se crean en el tantra rojo (con la pareja); es decir, es una preparación para entrar en estas dimensiones de luz y de elevación de consciencia que ofrece el tantra.
Daka-dakini – la sanación a través de la sexualidad sagrada.
En Tantra, el aspecto de Shakti (la diosa) que canaliza la cura a través de la energía sexual y del placer es conocido como “dakini”, y el equivalente masculino es el “daka”.
A través de un trabajo consciente, sensible y sintonizado con el otro, la shakti-dakini o el shiva-daka pueden ambos sumergirse en dimensiones de la sexualidad sorprendentes y desconocidos y crear espacios de cura y despertar espiritual que son inimaginables.
Incorporar la consciencia de daka o dakini que ofrece el Tantra es uno de los “regalos” más especiales que un hombre o una mujer pueden recibir. Es como sentirse bendecido, sobre todo por los espacios tan iluminados y reveladores que se crean en esta comunión hombre-mujer.
El yoga de las relaciones
Asi como el yoga requiere intención y flexibilidad para los estiramientos y “asanas” (posturas), en una relación que tenga como propósito experimentar y profundizar en el camino del Tantra se necesita una cierta flexibilidad interior (o, por lo menos, una disposición a ello), asi como una intención de “danzar” y regocijarse en el juego de la complementaridad masculino-femenina, tarea que muchas veces no es fácil, pero sí facinante y maravillosamente recompensado.
Ya una vez se dijo que el yoga de las relaciones es el más difícil de los yogas, pero a la vez el más glorioso y magnifico, así como el camino más rápido hacia la iluminación. También es importante mencionar que, desde los mismos orígenes, siempre se asoció el tantra al camino más exigente, siendo esta exigencia el abandono del ego, ya que para entrar en los espacios de amor y de luz propios de este camino, es necesario dejar a un lado hábitos y dinámicas de relación arraigadas en el ego.
Un aspecto de este yoga es aprender a polarizarse en lo masculino como hombres y en lo femenino como mujeres, y desde alli descubrir cuáles son las cualidades esenciales que podemos ofrecer como hombres o como mujeres al otro en una relación íntima. A traves de ello se busca conectar con la esencia masculina o femenina en cada uno y cultivarla y potenciarla, incorporando asi cada vez más a Shiva como hombres y a Shakti como mujeres.
Otro aspecto fascinante y maravilloso de la relación sagrada o tántrica es vivenciar cómo, cuando la mujer potencializa su Shakti, su diosa femenina, ella invita al hombre a polarizarse en lo masculino, y, en la medida en que él incorpora su Shiva y ofrece su esencia masculina en la relación, va despertando a su vez a la diosa en ella, potenciando así sus cualidades y dones de Shakti. Esta inspiración mutua va generando cada vez más amor y luz en la relación, más poder y comunión.
Esta práctica se puede llevar al día a día en la relación y crea resultados inmediatos en la manera de relacionarnos no sólo con la pareja sino con la vida en todas sus áreas, con el mundo en general, permitiéndonos desarrollar ai los dones especiales que todos tenemos como hombres y como mujeres y que adoraríamos ofrecer a la humanidad y potenciar esta fuerza interior intrínsecamente masculina o femenina que se encuentra en cada uno. Toda mujer es una incorporación de Shakti, la diosa femenina, y todo hombre es una incorporación de Shiva, el principio universal masculino!
La devoción en la relación.
A través de esta consciencia que nos ofrece el Tantra crece en ambos un sentimiento profundo de devoción a la relación y al otro, de adoración hasta, despertándose en cada uno una visión de esta unión como algo sagrado, un espejo infinitamente profundo donde se nos permite simbólicamente incorporar una mitad del Universo y honrar y celebrar la otra mitad!
Es desde esta percepción de lo sagrado de una relación que nacen los rituales, siendo algunos de ellos tradicionales en tantra, y otros creados espontáneamente por la propia pareja. Muchos de ellos son rituales de honra y adoración (“pujas”) que tienen como objetivo entrar en la consciencia de lo sagrado que es esencial en Tantra, y que muchas veces se transforman en experiencias de iluminación tan profundas y elevadas que nos sentimos curados por ellas.
El Tantra hoy: por qué hacerlo?
La propuesta de un trabajo de Tantra en general consiste en abrirse a esta visión, y a aprender a aplicarla en la vida y en las relaciones, asi como aprender técnicas que nos ayuden a mejorar nuestra capacidad de amar (aprender a ser mejores amantes, en todos los sentidos), asi como a desarrollar una verdadera maestría de la sexualidad y de las relaciones. Si nos detenemos a pensar en ello, el arte de las relaciones no es algo que se pueda estudiar en la Universidad, a no ser las relaciones laborales o de empresa, aún siendo la relación de pareja una parte tan importante de la vida.
El Tantra encierra un conocimiento milenario que fue perdiéndose progresivamente hasta casi desaparecer. Como tantas otras ciencias y conocimientos de otros tiempos y de otras culturas que tanto tienen que ofrecer al mundo de hoy y que están resurgiendo en la actualidad, el Tantra tambien esta despertando cada vez más interés y curiosidad, sobre todo en estos tiempos de profundos cambios y transformación, donde las dinámicas tradicionales ya no nos sirven y las relaciones se disuelven y no perduran. Se crean nuevos modelos y se experimenta con ellos, pero aún no hemos descubierto una nueva dinámica que nos permita sentirnos realizados y satisfechos en una relación íntima.
¿Cómo podemos, los hombres y mujeres de hoy, tanto solteros como en una relación, dar el próximo paso para incorporar pasión y vitalidad espiritual en nuestra interacción con los demás, dejando atrás antiguos patrones basados en la manipulación y los juegos de poder y superando mecanismos de co-dependencia, pero sin caer en la independencia auto-protectora ni en dinámicas de relación que son seguras y funcionales, pero ambiguas y sin pasión? ¿Cómo podemos honrar nuestros impulsos vitales masculinos o femeninos y ofrecerlos amorosa y respetuosamente en una relación?
Experimentar y profundizar en el Tantra, el arte del Amor y la Relación Sagrada, y zambullirse en la consciencia que éste propone, puede ser la respuesta para ello, además de representar una gran tomada de poder y un contacto con un espíritu profundo de celebración.
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